Tito Garcia - Fotografía

Categoría: Viajes

Pedro Dueñas, el amigo de los buitres

Una vez a la semana, Pedro Dueñas sube a la Rasa, una pequeña colina que da resguardo al pueblo de Espeja de San Marcelino en Soria. En su zona más alta, situada a unos escasos 80 metros de los últimos corrales y naves del pueblo, Pedro deposita restos frescos de animales obtenidos de una carnicería.

Pedro lleva muchos años haciendo ese pequeño regalo alimentario a los cientos de buitres comunes que planean continuamente por esa zona, limítrofe con el Parque Natural del Cañón del Río Lobos. Los buitres lo conocen tanto que muchos de ellos no tienen ningún miedo y bajan cuando Pedro todavía anda a escasos metros de ellos.

Y empieza un espectáculo de esos que solo la naturaleza nos es capaz de regalar. Varias decenas de buitres que antes no se veían en cielo, empieza a bajar rápidamente a buscar algo de comida. Impresiona ver pasar cerca tantos buitres con una envergadura alar que puede llegar a los 2,65 metros y oír el ruido que generan al desplegar sus enormes alas para frenar su bajada. Rápidamente se suceden las peleas por conseguir algo que llevarse al pico. Y en menos de 10 minutos desaparece todo rastro de comida. También hacen acto de presencia algún cuervo, que listos como son, siempre consiguen disfrutar de una parte de su botín.

Y si estamos de suerte, como la que tuve yo en uno de los días, aparece la gran joya que tiene Espeja de San Marcelino, y no es otra que el veraneante Alimoche, una especie actualmente considerada “en peligro”. Desde hace unos años, una pareja de alimoches se establece en un rincón rocoso a unos cientos de metros del pueblo y cada año están sacando una cría. En la foto
aparece un ejemplar adulto llevándose un gran hueso, algo que los buitres no se van a comer.

Desde aquí solo decir: ¡Muchas gracias Pedro por tu enorme contribución a la naturaleza!

Esta entrada también está publicada como reportaje en el N10 de AFPVisual, la revista digital de la Agrupación Fotográfica Prat

Exposició «Missatges d’Egipte»

Segundo Premio en la Categoría de Flora y Fauna

Mi fotografía «Buitre Común en Vuelo» ha sido premiada con el 2º Premio en la Categoría de Flora y Fauna, en la 21A Mostra d’Audiovisuals i Fotografia de Muntanya.

Buitre en vuelo. Espeja de San Marcelino. Fotografía Premiada con el 2º Premio en la Mostra d'Audiovisuls i Fotografia de Muntanya (Marzo 2018).

Buitre en vuelo. Espeja de San Marcelino.
Fotografía Premiada con el 2º Premio en la Mostra d’Audiovisuls i Fotografia de Muntanya (Marzo 2018).

Premiados en la 21A Mostra d'Audiovisuals i Fotografia de Muntanya.

Premiados en la 21A Mostra d’Audiovisuals i Fotografia de Muntanya.

 

Panorámicas de Montserrat

Panorámica Montserrat

Panorámica Montserrat

Panorámica Montserrat

Un Egipto Nada Faraónico… parte final.

Y con estas escenas de vida cotidiana del actual Egipto, finalizo la serie de fotografías sobre el “Egipto nada faraónico”.

Imágenes de tinajas de agua siempre a pie de carretera, en el camino a cualquier pueblo; de labores agrícolas manuales, de personas arriba y abajo, cementerios, tiendas, bares, casas y poblados, mezquitas, iglesias coptas, plazas, mercados,… , todo coloridamente decorado.

Las últimas imágenes de esos lugares, situaciones, contrastes, momentos,… que a través de la cámara he elegido para transformar en algo perecedero y a la vista de todos; un pequeño grano visual de esa gran montaña de sensaciones que uno vive y trae consigo de un viaje como este.

Motos, coches, burros, bicis… ¡ah si! y camellos… Egipto Parte 3

Sin duda alguna el verdadero peligro de Egipto es el tráfico.

Bueno, el tráfico no, más bien las personas que van al volante de un camión, coche, moto, autobús,… o en bici, burro, caballo, carro,… y por supuesto las que van andando y circulando por carreteras, calles, autopistas o caminos.

Creo que los egipcios a la hora de circular, eligen un destino y un rumbo y ya no ven nada más; que se tiene que cruzar una autopista con 8 carriles a pata, pues se hace sin problema; que van en un carro tirado por un burro y contradirección por una carretera en la que circulan camiones a ciento y pico por hora, pues van; semáforos, stops, ceda el paso,… eso o no existe o no se respeta.

Algunos dicen que uno se acostumbra enseguida a circular por Egipto y que nunca pasa nada, pero yo puedo asegurar que no me he llegado a acostumbrar ni el último día camino del Aeropuerto, y que sí que hay accidentes de tráfico en Egipto, tres vistos en persona en los días que nos movíamos por las carreteras.

De todo lo visto en las carreteras, sin duda lo que más me ha chocado es ver las motos «tuneadas». La gran mayoría de ellas son replicas chinas de motos de marca, a las que les ponen telas en las asientos y faros, luces y leds por todos los lados.

También me ha sorprendido la cantidad de burros que hay por todas partes, un buen animal de carga para ir a los campos de cultivo o moverse de pueblo en pueblo.

Bueno, aquí os dejo unas cuantas fotos de los animales y vehículos de transporte que he ido viendo por Egipto: motos, motos con remolques, burros, caballos, taxis y mototaxis, furgonetas de transporte,… ¡ ah sí !, y camellos claro, aunque estos últimos sólo los he visto para turistas.

Navegando por el Nilo… Egipto parte 2…

El Nilo es la médula espinal de Egipto, y sus márgenes, la columna vertebral. En ellos se congrega la gran mayoría de la población del país. Y casi todos sus monumentos. Y se desarrolla una agricultura que copa la totalidad del espacio verde que lo envuelve por ambos lados, una agricultura que ha sido y hoy en día sigue siendo, la base y el fundamento del país. El Nilo recorre serpenteando continuadamente varios miles de kilómetros atravesando el desierto, hasta su tramo final, donde esa médula espinal se conecta finalmente con el gran cerebro, repartiendo, esta vez sí, a través de cientos de neuronas, sus aguas por su extenso delta.

En Nilo mítico de películas, leyendas e historias, cuando lo tenemos al alcance de la mano y de la vista, pierde mucho valor. Al río, y sobre todo a los canales que se han ido creando a su alrededor van a parar casi todas las basuras generadas en las poblaciones, así como las aguas residuales y productos de desecho de industrias y agricultura. Y no podían faltar animales muertos, burritos entre otros, que vi tanto en alguna orilla como en el propio agua. El Nilo hoy es día es un río altamente contaminado.

La zona del Cairo, sin duda alguna, la peor que he podido ver, sobre todo algunos canales, puras montañas de basura flotantes. En cambio, en la zona de Assuán, el Nilo presenta su aspecto más limpio, y también el más salvaje, sobre todo a la altura de la primera catarata, con algunos rápidos, rocas y remolinos.

El Nilo separa el país en dos, y la escasa existencia de puentes para cruzar de un lado a otro, hacen que el río sea a su vez un espacio de continuo trasiego de embarcaciones de una orilla a otra, fundamentalmente las barcazas grandes, para 15 o 20 pasajeros, auténticos taxis acuáticos; las míticas Falucas, embarcación tradicional egipcia de una sola vela; los cruceros de lujo, en este caso, la gran mayoría varados en diferentes puntos de Luxor esperando ese turismo que no llega, así como otras muchas clases de embarcaciones de todo tipo y forma (motoras, barcas a remo,…).

Pero el Nilo mítico sí que existe, y sabe cuando aparecer, en un amanecer o un anochecer, para regalar a nuestros ojos esas vistas que con el paso de los años uno nunca llega a olvidar.

Fotografías de la zona de Assuán

Un Egipto nada faraónico… Egipto parte 1…

Lo más normal que uno cuelga en internet cuando vuelve de Egipto son las fotos de las pirámides, los templos, las momias, las puestas de sol en el Nilo y los copazos con los compañeros de viaje.

Pero Egipto vive ahora es un momento muy incierto en su historia reciente. Lo que ellos llaman “la revolución”, una situación nueva, ilusionante para muchos, pero materializada de una forma muy difusa y apuntado a un futuro incierto, con una promesa de elecciones que se retrasan, y mientras, un ejército dirigiendo el país y una policía que ha desaparecido casi por completo de las calles y carreteras, tan presente en los pasados años.

Un país en el que la gente ya no mira al turismo, esté ha desaparecido desde el mismo momento de la revolución. ¿Turistas?, unos poquitos en la zona de Luxor, y unos poquitos más en Giza, en el resto de sitios que hemos visitado (nosotros solo éramos 4), ha sido totalmente solos. Egoístamente, un placer como fotógrafo, pero cuando hay menos de 8 personas en un hotel con 400 habitaciones, cuando ves el Valle de los Reyes sin un alma o cuando sales a la calle en Luxor y tienes en la puerta a casi 50 taxistas que no tienen a quien llevar, sabes perfectamente que esta situación está llevando a muchas personas que viven del turismo a una situación económica complicada, cuando además, era el turismo la principal fuente de entrada de divisas al país.

El Egipto actual es un conglomerado de desarrollo y subdesarrollo, de riqueza y de pobreza, de ilusiones y desilusiones, que no sabe si va hacia adelante o hacia atrás… que sabe vivir el día a día, que palpita en la calle…

Estas fotos son una pequeña muestra de esos hombres, mujeres, jóvenes y futuras generaciones que espero que puedan construir un futuro en democracia y con una mentalidad abierta, tolerante y participativa, y así, dentro de unos pocos años nos podrán dar lecciones que tanto nos merecemos “los europeos”, ya que hoy en día nuestra sociedad ya no es nada envidiable en muchos aspectos.

Con 15 años de diferencia….

… que se dice pronto, pero quince años son los que separan mi primera, de mi última visita a París.

Y estos 15 años han sido de auténtica revolución en la fotografía.

El primer viaje, cargado con dos cuerpos de cámaras, por supuesto de las hoy llamados analógicas, pero vamos, las reflex de carrete de toda la vida. Una Nikon F-601 AF  y una Nikon F-401 X.  Una cargada con diapositivas y la otra con carrete de blanco y negro. Una bolsa enorme  con 4 objetivos (un 28, un 50, un35-70 y un 75-300, todos ellos Nikon, al margen de una veintena de rollos de película, varias baterías, pilas y un flash que no utilice en la semana que me pasé en París).

15 años más tarde, un solo cuerpo de cámara digital, la Nikon D300 y el polivalente objetivo Nikon 18-200 que sin ser un «pata negra», ya aporta buena calidad de imagen. Un par de tarjetas de memoria y mochila pequeña, colgada a la espalda, nada más.

Y delante, la Torre Eiffel, supongo que uno de los monumentos más fotografiados del mundo. Creo que en ambos viajes la estuve fotografiando desde todos los ángulos,  formas y maneras (si además algo tiene esta torre es que la ves desde medio París).

Dos fotos parecidas en el encuadre, con un contrapicado mucho más pronunciado en la primera, buscando esa diagonal tan marcada hacia  la punta superior  y la segunda algo “más  sosegada”, en parte obligado por las condiciones de escasa luz, que me obligaban a abrir mucho el diafragma y a disparar a velocidad muy lenta (con la cámara en mano, que el trípode sí que no cargo ni loco).

Dos fotos para compartir, 15 años de diferencia y esa maravillosa ciudad que es París.

Torre Eiffel - 1994 -

Torre Eiffel - 1994 -

Torre Eiffel - 2009 -

Torre Eiffel - 2009 -

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