Los dos objetivos se comportaron de una forma excepcional, destacando fundamentalmente su motor de enfoque, realmente rápido y silencioso, y el estabilizador óptico.
Todas las fotos están realizadas a pulso (sin buscar apoyos) y en los datos de las fotos se pueden ver imágenes “clavadas” con el 150-600 disparado a 600 y a velocidades entre 1/80 g a 1/200 seg., realmente increíble ver cómo trabaja ese estabilizador óptico.
Con mi Sigma 50-500 (versión sin estabilizar), a pulso (disparando a 500) todo lo que baja de 1/400 ya me sale movido.
También he abusado mucho al disparar con el diafragma totalmente abierto y a las máximas focales, pero mi afición por la fotografía de fauna me hacía llevar las pruebas a donde teóricamente peor calidad de imagen tendría que conseguir.
Los resultados se pueden ver en las dos siguientes galerías, pero yo he salido realmente encantado con estas dos lentes cuyo precio es claramente competitivo con otros objetivos de otras marcas y su calidad en algunos casos bastante superior.
Todas las fotografías están realizadas con mi Nikon D7100.
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